viernes, diciembre 21, 2007

entrevista interesant a Anthony Giddens

«Irak está en el primer punto de la lista de las cosas que han ido mal en la última década. Afecta al legado que deja Tony Blair y a su relación con la Unión Europea, donde no ha podido ser líder. Yo no entiendo la profundidad de su extraña amistad con gente como Azar y Berlusconi. La relación con la UE fue tocada en parte por Irak, pero también por el hecho de que no ha corrido riesgos en la política europea como en otras áreas».

Quien lo dice, en una conversación con corresponsales extranjeros en Londres, es Anthony Giddens, ahora lord Giddens. Es autor de trabajos relevantes en el campo de la sociología del poder, del amor o de la cultura, profesor en Cambridge y ex director de la London Schools of Economics. Pero el Premio Príncipe de Asturias en 2002 es más conocido por la publicación, en 1998, de La Tercera Vía, un breve libro que acuñó intelectualmente la dirección del laborismo de Blair.

«Participé activamente en el diálogo entre los laboristas y los demócratas de Bill Clinton, que se hacían llamar los Nuevos Demócratas», dice para explicar la génesis del libro. «El concepto de Tercera Vía existía desde mucho tiempo antes y me lo propusieron los editores. Yo quería llamarlo La renovación de la socialdemocracia. Pero, ¿quién compra un libro con ese título?».

Con el titulo de La Tercera Vía y amparado en el éxito electoral de Tony Blair, Giddens se convirtió en un intelectual planetario, requerido como consejero de gobernantes de los cinco continentes. Ahora, ha publicado otro libro directamente político: Over to you, Mr. Brown (Es su turno, Sr. Brown), en el que hace balance de la década blairista y ofrece su opinión sobre lo que debe hacer su previsible sustituto, Gordon Brown, para lograr lo que a él le parece aún posible, ganar un cuarto mandato frente a los conservadores liderados por David Cameron.

«Yo creo que el balance de Blair es más positivo de lo que a menudo se le concede», afirma Giddens. «Un problema de los gobiernos de izquierda es que, cuando llegan al poder, quienes los apoyan se desilusionan muy pronto, porque creen que no hace lo que ellos quieren o porque no lo hace con suficiente rapidez».

En el haber de Blair, Giddens destaca la victoria en tres elecciones sucesivas, menciona el «éxito parcial» en la descentralización autonómica en Escocia y Gales, «porque parece que Escocia quiere ahora irse sola» y, por supuesto, Irlanda del Norte.

Pero la discusión sobre estas cuestiones no son lo más interesante de Giddens, que, tras una larga carrera profesional en la práctica de la teoría social, es especialmente bueno en el análisis de esas cuestiones. Su balance es que «Blair ha dirigido un Gobierno más redistributivo de los que la gente cree».

El padre de la Tercera Vía dice que hablar de estas cosas con periodistas es un reto, porque «no suelen estar interesados en políticas». Estoicamente, argumenta sus afirmaciones con un torrente de datos.

«En 1997, había 13.8 millones de personas que vivían en la pobreza, medida tras los costes de la vivienda, y 10.2 millones, antes de los costes de la vivienda. Hoy son 11.4 y 9.2 millones respectivamete. Hay 700.000 niños menos en la pobreza, que se queda corto con respeto al objetivo declarado de un millón, pero es la cifra más baja desde el final de los años ochenta».

Marca política

Esa acción redistributiva ha sido posible, según el profesor, porque la gestión del Gobierno sobre la economía ha sido muy buena, con crecimiento positivo en todos los trimestres de la década, algo inédito. Y eso ha permitido sostener una gran inversión en los servicios públicos. «El punto de partida del gasto en Sanidad y Educación era muy bajo -dice- y Tony Blair creó expectativas imposibles de cumplir al decir en una entrevista en televisión que iba a llegar a las magnitudes europeas de gasto, lo que al parecer enfadó muchísimo al responsable de Hacienda, Brown. Pero lo que se ha hecho es enorme».

La Tercera Vía de Giddens era un programa que rompía con dos propuestas anteriores: el viejo laborismo, con su creencia en el papel central del Estado como proveedor de protección y servicios, y el thatcherismo, con su creencia en que los mercados libres resuelven todos los problemas.

Una medida del éxito de Tony Blair es, según Giddens, que «ha movido al conjunto del país en una dirección más socialdemocrática y la comprobación es que los conservadores de Cameron están promoviendo ideas como el empresariado social, porque han perdido tres elecciones con líderes que proponían la alternativa thatcherista».

¿Cuales son los puntos negros? Giddens cree que hay en la población un deseo de cambio, que la gente se cansa de un mismo Gobierno. Pero señala que la desilusión con Blair tiene también razones que no suenan como caprichos.

«Creo que toda la cuestión de sus relaciones con los medios de comunicación y la mercadotecnia ha provocado desilusión. Porque una cosa es presentarte con buena luz y otra es comercializarte como si fueses una marca. En sus primeros años, el Gobierno recurrió a técnicas de la publicidad comercial. Y eso creó rechazo».

1 comentario:

El Capità Tarragona dijo...

Bones festes i feliç any nou !!

Salutacions!