miércoles, noviembre 22, 2006

chiste de la semana

L'anècdota i la substància

Convergència es continua equivocant en la línia d'oposició que està prenent. Fer enrenou partint de la possibilitat que José Montilla hagi pogut signar en castellà en el llibre d'honor de l'Abadia de Montserrat no és la millor manera de demostrar que es té un programa de Govern millor que el del tripartit. La política hauria de consistir a presentar propostes als ciutadans per dirigir els afers públics, no en la cerca constant de titulars periodístics.

Què José Montilla hagi escrit en castellà o en català en aquest llibre és un fet anecdòtic, com ho és el seu lloc de naixement, o l'accent que té quan parla català. El que importa és que el parla, i que com tants emigrants ha fet l'esforç d'aprendre correctament la llengua pròpia del país. I el que importa no és si va néixer a Iznajar o a Vic, sinó quina és la seva adscripció sentimental, i on ha desenvolupat la seva trajectòria vital i professional.

Cal jutjar Montilla a partir d'ara pel que faci per la llengua i la cultura catalanes com a president de la Generalitat. Per la seva implicació en la tasca de normalitzar la llengua, sobretot entre els nous immigrants, que cada dia són més i han d'integrar-se mitjançant el seu coneixement del català. Per la seva tasca per potenciar l'enfortiment de la cultura catalana. Pels seus esforços per consolidar la personalitat nacional de Catalunya. I no per la llengua que va fer servir per signar en un llibre.

Artur Mas hauria de posar ordre dins la federació, deixar de qüestionar resultats electorals o fer èmfasi en l'origen del president de la Generalitat, i continuar treballant per convèncer la ciutadania que el seu projecte és millor que el del tripartit. Jordi Pujol ho va aconseguir durant 23 anys, i és tasca de tota la federació nacionalista tornar a assolir aquesta fita.

viernes, noviembre 03, 2006

El insuficiente triunfo de CiU

Es indiscutible que CiU ganó las elecciones del 1-N. Pero también es innegable que la federación nacionalista no alcanzó una victoria suficiente para conseguir el resultado que se había propuesto, de principio a fin de la pasada campaña, como su único objetivo electoral: lograr un triunfo tan rotundo que hiciese imposible, tanto política como aritméticamente, la reedición del gobierno de la izquierda catalanista formada por PSC-CpC, ERC e ICV-EUiA.
A pesar del triunfo de CiU, el tripartito de izquierdas sigue sumando la mayoría parlamentaria necesaria –tiene 70 escaños sobre un total de 135- para investir al nuevo presidente de la Generalitat y formar una nueva coalición de gobierno progresista.

El gran error de CiU: su campaña electoral
CiU ha realizado una campaña electoral equivocada, en exceso agresiva, arrogante y prepotente. Esta campaña no sólo ha aislado a CiU de todas las otras fuerzas políticas catalanas, con las que ahora le será muy difícil recomponer las relaciones para alcanzar el pacto imprescindible para formar el nuevo Gobierno de la Generalitat, sino que también le ha distanciado de una parte de su propio electorado tradicional, sin duda mucho más moderado que el agresivo estilo de propaganda electoral que David Madí ha impuesto en esta campaña.

Las primeras declaraciones públicas de Artur Mas, con apelaciones constantes a la moderación y la mesura, incluso a la humildad, se compadecen muy poco con la campaña electoral de la federación nacionalista. Si CiU hubiese utilizado este lenguaje moderado durante la campaña, posiblemente su resultado hubiese sido mucho mejor.

El castigo de la abstención
Aunque CiU ha mejorado sus resultados de 2003 tanto en porcentaje de votos como en representación parlamentaria, ha perdido cerca de 100.000 votos a causa del aumento de la abstención. Una abstención que, como ha sucedido en todos los comicios autonómicos celebrados en Cataluña desde 1980, ha perjudicado especialmente al PSC, que ha perdido más de 240.000 votos.

Además de la irrupción de Ciutadans como sexta fuerza representada en el Parlamento de Cataluña con casi 90.000 votos, sólo ICV-EUiA ha ganado votos: 40.000 más que en 2003. Por el contrario, tanto ERC como PP han perdido también un importante número de votos: ERC, más de 130.000, y el PP, más de 80.000. Los partidos del tripartito –PSC-CpC, ERC e ICV-EUiA- han perdido, en conjunto, casi 333.000 votos. Los partidos de la derecha –CiU y PP- han perdido casi 177.000 votos. Los partidos nacionalistas –CiU y ERC- han perdido más de 227.000 votos.

Una lección a tener en cuenta
La abstención ha castigado a todos los partidos políticos catalanes, sin excepción, aunque el más perjudicado haya sido el PSC, tal vez porque un sector importante de su electorado le ha querido pasar la factura de los complicados avatares vividos durante estos tres últimos años del gobierno tripartito presidido por Pasqual Maragall. De ahí que el PSC apueste sólo por la reedición de esta coalición catalanista y de izquierdas desde unas bases distintas de las que a finales de 2003 hicieron posible la investidura de Maragall como sucesor de Jordi Pujol en la Presidencia de la Generalitat.

El tripartito, la opción con más posibilidades
Parece claro que tanto PSC-CpC como ERC e ICV-EUiA apuestan como primera opción por la reedición del tripartito. Poco o nada podrá hacer CiU para impedirlo si prosperan los contactos ya iniciados entre estas tres formaciones.

No obstante, es de prever que las negociaciones serán duras y difíciles. José Montilla no está dispuesto a acceder a cualquier precio a la Presidencia de la Generalitat. Quiere presidir una coalición de gobierno sólida y rigurosa, que no repita los errores cometidos durante los tres últimos años y que han impedido que la ciudadanía de Cataluña pudiera conocer lo mucho que los gobiernos presididos por Maragall han hecho en muchos terrenos, especialmente con iniciativas y políticas de izquierdas no realizadas durante el casi cuarto de siglo de los sucesivos gobiernos nacionalistas presididos por Pujol.

La apuesta estratégica del PSC
Tras la reunión de la Comisión Ejecutiva del PSC, su portavoz, Miquel Iceta, dejó muy clara cuál es la opción estratégica preferida en estos momentos por los socialistas catalanes: “la formación de un gobierno sólido y estable con las otras fuerzas de izquierdas”. Está muy claro, por tanto, que el PSC desea reeditar el tripartito con ERC e ICV-EUiA. No obstante, queda también muy claro que este nuevo tripartito tiene que ser “sólido y estable”, características éstas que evidentemente no concurrieron en la experiencia del tripartito casi desde su misma creación.

“Manos libres” para Montilla
Por si quedaba aún alguien que lo pusiera en duda, el secretario de Organización y portavoz del PSOE, José Blanco, declaraba ayer que el PSC, y en concreto José Montilla, “tiene las manos libres” para hacer los pactos políticos que considere más adecuados en Cataluña, y destacó que “el PSC es ahora determinante en Cataluña” para asegurar la existencia de “la estabilidad política”.

En la reunión de ayer de la Ejecutiva Federal del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero recomendó “no adelantar hipótesis ni hacer pronósticos sobre cuál es la mejor opción” de pactos en estos momentos, mientras que, curiosamente, desde las filas de CiU se insiste en reclamar al PSOE que haga que el PSC acepte la sociovergencia, por la que la federación nacionalista apuesta ahora como mejor solución.

La segunda vuelta de 2003
Los comicios del 1-N han sido algo así como la segunda vuelta de los de 2003. Por segunda vez consecutiva, como titulaba el diario El País ayer, “Mas gana en Cataluña sin fuerza suficiente para evitar otro tripartito”. O, como titulaba El Periódico de Catalunya, “Mas no llega”. La indiscutible victoria electoral de CiU del 1-N puede acabar siendo de nuevo, como ya ocurrió hace tres años, una victoria pírrica, un triunfo amargo, que deje por segunda vez a la federación nacionalista en la oposición, y que por tanto niegue nuevamente a Artur Mas el acceso a la Presidencia de la Generalitat.

Nada tiene de extraño, por tanto, que el democristiano Josep-Antoni Duran Lleida haya dicho que el pacto entre CiU y PSC “está ahora más cerca que en 2003”, aunque el portavoz de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, haya insistido de nuevo en que su partido es partidario de un “gobierno de progreso”, no sin matizar que no el PSC no puede garantizar el éxito de esta propuesta porque no sólo depende de su decisión. Iceta ha advertido que el PSC es consciente que en las elecciones del pasado miércoles los socialistas han pagado los “posibles errores cometidos por el tripartito”.

El “baile” de Artur Mas
Según el republicano Josep-Lluís Carod Rovira, Artur Mas “debe abrir el baile” de las negociaciones, pero ha anunciado que, en paralelo, ERC trabajará con PSC e ICV-EUiA para intentar alcanzar un acuerdo que permita la reedición del tripartito. Mientras, el ecosocialista Joan Saura ha emplazado tanto a PSC como a ERC a apostar por un nuevo tripartito de la izquierda catalanista.

Parece difícil que CiU pueda recomponer sus muy deterioradas relaciones con ERC para articular un nuevo gobierno exclusivamente nacionalista. Parece aún mucho más difícil que Artur Mas pueda liderar la tan traída y llevada “sociovergencia” en una coalición con el PSC. Tanto los socialistas como ERC, y mucho más aún ICV-EUiA, han expresado ya que su primera opción es la reedición del tripartito, aunque está por ver si conseguirán finalmente este objetivo.

El riesgo del “todo o nada”
Artur Mas erró al jugar, durante toda la campaña electoral, al órdago del “todo o nada”, esto es, “o CiU o el tripartito”. CiU sólo podrá volver al Gobierno de la Generalitat si las tres formaciones de la izquierda catalanista no alcanzan un nuevo acuerdo de gobierno. Si Artur Mas no consigue recuperar la Presidencia de la Generalitat, la federación nacionalista puede entrar en una importante crisis interna, con la agudización de las tensiones entre los dos socios, CDC y UDC, e incluso con la aparición pública, en el mismo seno de CDC, de voces muy críticas con la línea que Artur Mas ha dado a la campaña.

sábado, octubre 21, 2006

Puntos para inmigrantes

La propuesta de Artur Mas de una especie de carnet por puntos para los inmigrantes me parece descabellada. Su idea es que los inmigrantes sólo podrán acceder a los servicios que ofrece el Estado de bienestar -dejando aparte la sanidad- si se integran en la sociedad catalana y aceptan sus valores y su cultura.

¿Cómo se come esto? ¿Se trata de poner más trabas a las que ya encuentran por su condición de desplazados? ¿Se les ha de premiar o castigar según cambien su modo de vestir, aprendan catalán, bailen sardanas, cambien el Ramadán por la Pascua o compren rosas por Sant Jordi?

Si cometen delitos, ahí entra ya la justicia, sean inmigrantes o no. Por lo demás, debemos dejar que los inmigrantes descubran por sí mismos lo que les conviene adoptar o retener. Someterles a evaluación de civilidad o de catalanidad, resulta ofensivo.

Y Catalunya debe ser, ante todo, un amable país de acogida en el que, desde el primer momento, los que lleguen se encuentren como en casa.

miércoles, octubre 11, 2006

Jovenes Anque sobradamente Cabreados




Bueno:

Llevo unos dias pensando que lectura coger para el puente del Pilar.
Y pensando, pensando, me he acordado de una amiga llamada precisamente Pilar, a la cual hace mucho tiempo que no veo, y que escribió un libro muy interesante llamado Jovenes aunque sobradamente cabreados.
La verdad es que he considerado muy apropiado retomar esta lectura, sobre todo para coger fuerzas previas a la campaña de Autonomicas.

Cada capitulo tiene lecturas mas allá de la se especifican objetivamente en cada párrafo y conclusiones sobre activismo joven, manipulación mediatica, etc... a las que creo que cada uno debe llegar de manera individual.
Seguidamente os adjunto la sinopsis que sale en el Libro y una foto de la guapa y simpatica Autora.

“ Jóvenes, aunque sobradamente cabreados reconstruye por primera vez, a través de la mirada de la juventud, cinco momentos que condicionaron la política española durante los años de mayoría absoluta del PP. El libro desvela las razones que llevaron a los jóvenes a lanzarse a las calles para convertirse en protagonistas del rechazo a la reforma educativa, de la lucha contra el decretazo, de la marea de voluntarios desplazada por Galicia para limpiar las costas de petróleo y las masivas manifestaciones contra la guerra de Irak. Un recorrido de consignas y pancartas que alcanzó su máxima intensidad durante los cuatro días de marzo que se iniciaron con el dolor de la matanza del 11-M y desembocaron en un vuelco electoral sin precedentes en nuestra democracia.

Jóvenes, aunque sobradamente cabreados es una crónica viva del despertar político de los jóvenes, que incluye análisis y reflexiones de los más destacados protagonistas dela política nacional, el mundo de la cultura y de las universidades. Entre los personajes entrevistados figuran políticos como José Luís Rodríguez Zapatero, Mariano Rajoy, Gaspar Llamazares, Juan José Ibarretxe y Pasqual Maragall, e intelectuales como José Saramago, Rosa Regás y Manuel Rivas”

Pues eso, animaros a leeros "Jovenes Aunque Sobradamente Cabreados%

martes, octubre 10, 2006

¿Qué Cataluña?

Articulo de Vicenç Navarro Publicado en el Pais

Como era de esperar, los nacionalistas catalanes se están movilizando para alertar al electorado catalán de que la elección del candidato socialista José Montilla (nacido en Andalucía) afectará negativamente a la identidad y los intereses de Cataluña. Incluso un articulista nacionalista que escribió recientemente en estas páginas de opinión que el Gobierno tripartito había sido un "fracaso" y "una de las experiencias más esperpénticas vividas en Cataluña en los últimos años", ha sacado a relucir la militancia comunista de Montilla en su pasado como prueba -a su juicio- de su escaso compromiso con Cataluña. Ni que decir tiene que cada articulista que alerta sobre la posible victoria de tal candidato aclara -a fin de ser políticamente correcto- que su negatividad hacia tal candidato no está basada en absoluto en el hecho de que naciera fuera de Cataluña.
En estas advertencias al electorado existe una concepción patrimonial de Cataluña que asume que ellos, y sólo ellos -los nacionalistas catalanes-, conocen, defienden o están comprometidos con Cataluña. Una vez más están dando carnets de catalanidad, mostrando una arrogancia profundamente ofensiva, basada en una ignorancia historiográfica y en una concepción clasista de lo que es Cataluña. En contra de lo que estos nacionalistas asumen, no hay una sola Cataluña. Al menos hay tantas Cataluñas como catalanes existen en este país. Ahora bien, independientemente de cómo se defina esta comunidad, creo que una manera razonable de medir el compromiso de un partido político con Cataluña es analizar el impacto de las políticas públicas que lleva a cabo cuando gobierna en la calidad de vida de la mayoría de la población catalana; es decir, de las clases populares. Pues bien, tal impacto puede medirse y evaluarse. Los datos existentes muestran claramente un sesgo clasista (es decir, que benefician a unas clases sociales más que a otras, y en muchas ocasiones, a costa de otras) de gran parte de las políticas públicas del Gobierno nacionalista conservador. Ejemplos hay muchos. Las escuelas privadas (gestionadas en su mayoría por la Iglesia, y a las que asisten, por lo general, los hijos de familias del 35% de la población de renta superior) recibieron de aquel Gobierno el subsidio más alto de España (y de la UE de los Quince) a costa de los fondos públicos a las escuelas públicas (las que atienden en su mayoría a los hijos de las clases populares). Tales subsidios (incluso a escuelas de élite del Opus Dei) se hicieron utilizando "trampas", como reconoció en su día el entonces presidente Jordi Pujol.
Otro ejemplo de políticas clasistas de los nacionalistas conservadores fue su apoyo a la reforma fiscal del Gobierno de José María Aznar, que significó -de acuerdo con el trabajo realizado por el catedrático de Economía Analítica Zenón Jiménez Ridruejo y su colaborador, el profesor Julio López Díaz, titulado El impacto de la reforma fiscal de 1998- una enorme redistribución de las rentas en Cataluña y en España, de manera tal que el 30% de contribuyentes de renta superior vieron sus rentas aumentar del 59,2% al 62,9% (durante el periodo 1998-2003), mientras que el 60% restante (las seis decilas de contribuyentes de renta inferior) disminuyeron del 31,16% al 27,8%.
Es comprensible que a las derechas catalanas y a las del resto de España les incomode la documentación y publicación de estas políticas clasistas. En una reciente intervención del portavoz de Convergència i Unió (CiU) en el Parlament, éste nos acusó a mí y a mis colegas universitarios de "estar reavivando la lucha de clases en Cataluña" al dar a conocer tales datos. Nosotros, sin embargo, no estamos reavivando, sino meramente fotografiando tal lucha de clases, que ellos están llevando a cabo exitosamente para sus intereses, realidad que fue ocultada por los medios públicos de persuasión (incluidas la televisión catalana y Catalunya Ràdio) que ellos controlaban. Ninguno de estos medios informó tampoco de que por muchos años Cataluña era una de las regiones europeas con mayores desigualdades por clase social. Un varón perteneciente a las clases más adineradas (de decila de renta superior del país) a mediados de los años noventa (en pleno periodo nacionalista conservador) vivía casi 10 años más que un trabajador no cualificado con más de cinco años en paro, una de las diferencias mayores de mortalidad por clase social en Europa, situación a la que contribuyeron las políticas clasistas del Gobierno nacionalista conservador, sobre las cuales hubo un silencio mediático ensordecedor. Ninguno de tales articulistas nacionalistas que continúan hoy dominando la cultura mediática del país hablaron de estos temas. Sus llamadas a la cohesión nacional ocultaron la enorme descohesión social.
Una última observación referente al pasado comunista de José Montilla. Luché en la resistencia antifranquista en los duros años cincuenta y sesenta, lo cual causó mi largo exilio, y pude apreciar el enorme compromiso por la libertad, la justicia social y la identidad catalana que tuvieron los comunistas, siendo merecedores de mi gran estima y respeto. Es resultado del vulgar anticomunismo dominante, ignorante de nuestra historia, que ahora se quiera presentar el hecho de que Montilla militara en su juventud en la resistencia antifascista dentro de las filas comunistas como prueba de su posible escaso compromiso con Cataluña. La clase trabajadora inmigrante ha ejercido un papel clave en la construcción de este país, y en la lucha antifascista que combinó en Cataluña la lucha por la democracia y la justicia social con la recuperación de la identidad nacional. Fue la burguesía la que apoyó y se benefició del franquismo. Artur Mas, dirigente del partido nacionalista conservador, antepuso, por cierto, su proyecto profesional (preparando oposiciones) a su compromiso con Cataluña (como también hizo otro superpatriota de signo contrario, José María Aznar). Es sorprendente ahora su osadía de dudar de la catalanidad de José Montilla, quien desde su juventud y en momentos muy difíciles para Cataluña, luchó por ella.
Vicenç Navarro es catedrático de Políticas Públicas de la UPF.