Al igual que en uno de mis últimos artículos, empezaré con un refrán de la cultura popular que dice algo así como, no te recordarán por lo que hiciste, si no que te recordarán por lo que dejas.
En el caso del Alcalde Nadal, no voy a profundizar en todo lo que ha hecho o ha dejado de hacer en todos estos años, pero si parece que le importa bien poco lo que deja atrás.
No solo por la situación de debilidad y de conflicto interno en que deja a su partido y a su grupo municipal, (debemos recordar las desavenencias pública entre convergencia y sus socios de unió a la hora de proclamar candidato para la Alcaldía de Tarragona, hasta el extremo de tener que ir a un notario para certificar como se repartían el pastel, o por la marcha de tres de los regidores de la coalición PP-CIU al grupo mixto), si no que ahora, tras muchos años semi-paralizado, una semana de exposición pública y sin intención de llegar a un consenso, el señor Alcalde pretende tirar para delante, a última hora, un Plan General Urbanístico de forma chapucera y sin cumplir con alguno de los requisitos que exige la Generalitat, como por ejemplo el informe medioambiental.
Yo no digo que no tenga la autoridad jurídica para hacerlo a menos de un mes de las elecciones, pero dudo que tras un gobierno de escándalos tanto urbanísticos como políticos, de deserciones al final de la trayectoria y de haber instaurado una sensación de desconfianza hacia el gobierno de Tarragona en toda la ciudadanía ...tenga la autoridad moral para llevarlo a cabo.
En opinión de la mayoría de los ciudadanos, tras este “brillante currículum de despropósitos” al final de su mandato, deberían ser las urnas y no la precipitación ni las malas maneras las que decidiesen hacia donde creen los ciudadanos que debe ir esta ciudad.
No me dirán que no resulta si no “extraño” que a última hora este alcalde y su gobierno se apresuren en llevar hacia delante proyectos tan delicados como Terres Cavades, el POUM o la manera en que se ha implicado el ayuntamiento en la vida del Nàstic.
En definitiva, esta política de “tierra quemada” que está llevando a cabo este Alcalde, nos puede hipotecar urbanísticamente durante muchos y muchos años, y el referente no es muy halagüeño, edificios como el palacio de congresos, la Plaça Jaume I o el edificio de la Platja del Miracle, son aberraciones fatales para la estética y son huella de un urbanismo arcaico y del siglo pasado…
Tenemos una oportunidad única para que esta ciudad cree nuevos barrios, sostenibles, modernos y agradables para la ciudadanía, y está demostrado por el Proyecto de Terres Cavades o el de la Vall de la Arrabassada (el cual podría haber sido el mejor Barrio de la ciudad y que tiene numerosas deficiencias que sufren todos los vecinos) que este equipo de gobierno ni está preparado, ni tiene ilusión, ni tiene la autoridad moral suficiente para llevarlo a cabo. Y es que una retirada a tiempo sería una victoria… por lo menos para esta ciudad y sus ciudadanos.
GCM
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